martes, 29 de junio de 2010

Entrevista 1

Entrevistada: Silvia Espinal Meza, estudiante de la PUCP de Sociología de 10mo ciclo y a pocos meses de presentar su tesis.

1. ¿Qué opinión tiene sobre la discriminación al peruano en el extranjero?

Mi opinión es de total condena a los actos discriminatorios contra los peruanos en el extranjero. Sobre los EE.UU, definitivamente la situación se complica aún más, ya que la mayoría de los peruanos migran hacia el norte sin ninguna calificación, lo que los coloca en las posiciones más bajas y menos prestigiosas de la escala socioeconómica. Es decir, el trabajo que realizan en la mayoría de los casos es de los más difíciles y de aquellos que reportan mayor riesgo. De esta manera, la valoración social hacia su trabajo es negativa, ya que junto a los negros, árabes y otras minorías étnicas conforman los grupos más peligrosos y menos deseables en estas sociedades. Considero que esta situación es similar en Argentina; sin embargo, no sé si en Bolivia se hayan reportado casos de discriminación contra los peruanos. Entiendo que esto es más fuerte en EE.UU, Argentina, Chile y otros países.

2. ¿El amor por la patria en una nación es motivo suficiente para causar daño?

No estoy de acuerdo en que el amor a la nación implique causar daño al que no sea parte de ella. Creo que el amor a la nación debe expresarse en la exaltación y valoración de lo propio, pero ello no debe suponer el ataque al que es “diferente”. Definitivamente, esta construcción no es biológica, sino cultural, es decir, aprendida. Es decir, como seres humanos la tendencia inherente es a preservar lo propio y rechazar lo ajeno. Sin embargo, si este rechazo implica desaparecer al “diferente”, entonces la guerra estaría declarada. Por ello, es cierto, desde un punto de vista más occidental, la revolución francesa trae consigo la Declaración de los Derechos Humanos y la afirmación clara y precisa que todos nacemos libres y gozamos de los mismos derechos. Junto a esto se desarrollan escuelas y pensadores ilustres como Kant que resaltan la dignidad humana y condenan férreamente a quien sobrepase ésta. Más adelante los Estado-Nación modernos construyen todo el discurso y la práctica de la interculturalidad y la tolerancia. Esto supone estrechar lazos y vínculos con el “distinto”, es decir, aspirar a una convivencia armónica entre los diferentes grupos culturales. Asunto que por cierto es mucho más complejo.

3. ¿En qué sentido se puede relacionar tales hechos con el pluralismo?

La vinculación con el pluralismo es la ideal. Es decir, esto supone aspirar a una sociedad en la que convivan los distintos grupos étnico-culturales. Pero esta convivencia debe incorporar la noción de interculturalidad, pues la convivencia también puede darse como una simple reunión de distintos grupos culturales sin que entre ellos medie comunicación o vínculo alguno. Esto ocurre, lamentablemente, en nuestro país, pues vemos que las clases altas se encierran en sus propios espacios a manera de “ghettos” y no interactúan con la mayoría de los peruanos. Y lo mismo en países como EE.UU que a pesar de que declarativamente sean una nación multicultural, la realidad nos muestra que la discriminación racial, educativa, económica y de todo tipo contra las minorías como los negros, latinos, árabes entre otros es real. Está demostrado que la discriminación racial adolece de cualquier justificación científica o biológica. Son los grupos humanos quienes le otorgan mayor prestigio a algunos grupos y desvalorizan a otros. ¿Por qué el indio es sinónimo de pobre, sucio, analfabeto e indigente? Y el negro es ladrón, pobre, y esclavo? Porque fueron los colonizadores quienes para justificar su “conquista”, buscaron hacer inferiores a estos grupos para someterlos a la esclavitud y extraer todas las riquezas. De modo que si esto fue construido, podemos “de construirlo”. Y esta deconstrucción implica justamente promover políticas pluralistas e interculturales que aspiren a construir una sociedad en la que blancos, negros, cholos, chinos tengan las mismas oportunidades.

4. Adela Cotrina dice que existen unos mínimos morales, los cuales son la ética de la justicia, las normas y las exigencias, y los máximos morales como la ética de la felicidad, prudencia, consejos e invitación. ¿Qué piensas sobre este punto de vista? ¿Consideras que estos son necesarios para una buena convivencia? ¿Porque?

Definitivamente son importantes. Creo que la justicia está sobre la base de todo lo que vengo argumentando. Si aspiramos a ser una sociedad justa, es contradictorio que discriminemos al que consideramos “diferente”. Asimismo, lo de la felicidad me recuerda a Aristóteles y su Ética a Nicómaco y creo que realmente como el decía para ser justos hay que practicar la virtud de la justicia. Solo así conseguiremos ser felices. Y, sin duda, esto refuerza todo lo de interculturalidad y pluralismo.

5. ¿Estás de acuerdo en negar nuestra identidad peruana para no ser lastimados o atentados con nuestra vida?

No estoy de acuerdo. La identidad es algo que construimos socialmente y que nos define como personas. Pretender ocultarla para evitar riesgos implica una “doble discriminación”. Es decir, no solamente nos discrimina, por ejemplo, el extranjero sino que nosotros asumimos ese acto discriminatorio (nos sentimos inferiores) y negamos nuestra identidad. Algo que me parece terrible. Es mucho más complejo porque claro la sociedad se mueve con juegos sucios y alteraciones que en muchos casos nos pueden beneficiar. Pero esto realmente no contribuye a generar una sociedad verdaderamente tolerante e intercultural.

6. ¿Consideras que es necesario un diálogo para evitar “choque de civilizaciones” (los cuales son los enfrentamientos entre ellos)? ¿Crees que esos mínimos morales pueden evitar eso?

El diálogo es la propuesta. Recuerdo a un autor Charles Taylor que hablaba de todo este tema de las políticas dialógicas y de pluralismo. Y claro que sí, estoy de acuerdo en que el diálogo debe ser el arma para estrechar lazos de interculturalidad entre distintos grupos humanos y como señalé en la respuesta anterior los mínimos morales son importantes. Además, sobre la base tiene que estar el respeto por la dignidad humana y la igualdad de todos los seres humanos sin importar color de piel, grupo étnico, religión, etc. En teoría suena muy bien, pero en la práctica es mucho más difícil, porque como bien dice Nelson Manrique quizá en lo objetivo, aspiremos a ser una sociedad justa, tolerante y respetuosa pero hay un ámbito mucho más férreo y resistente a estos cambios, que es el terreno de las mentalidades, en donde todavía persiste una subjetividad racista y colonial que impide una transformación verdadera. Tarea difícil, pero en la que estamos involucrados.

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